Expat, un proyecto familiar

Familia y expatriación, un proyecto familiar global

La expatriación representa un momento muy peculiar en la vida del expat, que implica también a su familia más cercana: partner, cónyuge, hijos... Se trata de un evento que no se puede reducir a un simple traslado o cambio de país, puesto que ello significaría ignorar todos los otros cambios que dicha aventura conlleva.

Marcharse, de hecho, significa lanzarse en una aventura al mismo tiempo profesional y personal, que concierne a cada individuo de la familia, ya que cada uno de ellos atravesará de forma inevitable por un proceso de cambio íntimo y profundo. Por ello es importante considerar esta experiencia en su globalidad y verlo como un proyecto familiar a todas luces.

Aquel que se va con un contrato laboral en el bolsillo es parcialmente aventajado, puesto que las empresas a menudo prevén un servicio de "acompañamiento", un recorrido de coaching que favorece la rápida adaptación del expat en el nuevo contexto cultural y laboral. Lamentablemente no todas las empresas son tan previsoras como para pensar en el mismo servicio también para los miembros de la familia, en especial para el cónyuge, cuya falta de adaptación es una de las principales causas de retorno anticipado al país de origen.

Aquel que se marcha sin un trabajo seguro, buscando mejores oportunidades, seguramente tendrá que enfrentarse a una vida más dura. En este caso, además de no disponer de soporte psicológico gratuito, tampoco contará con ayudas de un punto de vista logístico.

En ambos casos, es importante tener en cuenta que un factor esencial para el éxito de la experiencia de expatriación es la definición de un proyecto familiar. Es importante considerar tanto los aspectos prácticos (vivienda, escuelas...), como los aspectos psicológicos y emocionales, construir conjuntamente un plan de acción común que incorpore las necesidades y las expectativas de todos los miembros de la familia.

La expatriación, más allá de un cambio profesional, puede ser una ocasión para crear un nuevo proyecto de vida, experimentar un nuevo estilo de vida, encontrar un nuevo equilibrio entre vida privada y vida laboral, reinventar el propio papel dentro de la pareja o redefinir el propio papel de padre.

En este contexto, el coaching sirve para acelerar el proceso de adaptación. La persona que está reconstruyéndose una nueva vida puede ganar un tiempo valioso, actuar más deprisa y tomar conciencia del sentido que tiene esta nueva etapa de su existencia. Por sus competencias, el coach es un acompañador del cambio, que favorece las transiciones. Si a ello se añaden las competencias interculturales, el recorrido puede ser de gran valor para el expat y su familia.

Sintetizando, para el éxito de la experiencia en el extranjero es importante:

  • Globalidad

    Considerar la aventura en su globalidad: aspectos logísticos, psicológicos y emocionales

  • Proyectualidad

    Definir un proyecto de familia común, que tenga en cuenta las necesidades de cada uno

  • Apoyo

    Si es posible, dejarse acompañar por un coach experto en este recorrido apasionante y al mismo tiempo emocionalmente complicado. No es imprescindible, es un camino que se puede hacer también solos, dependiendo del país de acogida, de los recursos y de la fuerza de voluntad de cada uno. No obstante, por experiencia personal, puedo decir que si en el lejano 2001, año de mi primera expatriación a Alemania, hubiese tenido un coach a mi lado, hubiese alcanzado en seis meses los objetivos profesionales y personales que logré por mí misma en 3 años.

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Las sesiones de coaching podrán ser en lengua italiana, francesa, española, alemana o inglesa.
Puedes contactar con Erika Bezzo por cualquier información relativa a los servicios ofrecidos por ChangeXperience